lunes, 2 de mayo de 2005

Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb


Cosmétique de l'ennemi, 2001 
Traducción: Sergio Pàmies 
Anagrama - Panorama de narrativas 532 
104 páginas 
11 €  

Argumento: 

Jérôme Angust está en el aeropuerto cuando se le acerca un pesado y comienza a hablarle. 

Comentario: 

Nothomb vuelve a incidir en su tema habitual, dos personajes enfrentados sin que uno de ellos sepa muy bien el motivo, al menos al principio. 

La historia comienza con sencillez, el tal Textor Texel se presenta a Jérôme Angust simplemente con su nombre y la aclaración de que es holandés. 

La elección de nombres de los personajes no parece hecha al azar, e incluso puede ser una pista sobre lo que luego se cuenta. 

Emulando a otros protagonistas de la autora, Texel comienza a relatar su vida a una víctima cada vez más aterrorizada que, cuando cree haber llegado a lo más desagradable y siniestro de las revelaciones de su interlocutor, descubre que siempre hay algo que le impresiona todavía más. 

Nothomb, como de costumbre, domina el arte del diálogo-enfrentamiento entre sus personajes, creando una cadena que no es sólo fácil de seguir, sino casi imposible parar de leer hasta llegar al final. 

Mientras, reflexiona sobre la culpa y su relatividad, cita a Pascal, a Spinoza, el jansenismo, diserta sobre el amor y la forma de expresarlo o explica que la palabra cosmética no se refiere a cuestiones estéticas sino que es la ciencia del orden universal, suprema moral que determina el mundo, 

Esta "novela" se ve perjudicada por un exceso de páginas en la última parte. 
Hacia la página 74 ya se sabe cual es el principal "misterio", aunque no se revela del todo hasta una o dos páginas después. 

Las veinte restantes, en que Texel intenta convencer a Angust de que su revelación es cierta y de que haga lo que le pide se me hacen largas y repetitivas, creo que la historia mejoraría quitándole unas diez páginas. 

El parecido del final con otra novela (y película) anterior que seguramente la mayor parte de lectores conoce mejor que la obra de Nothomb hace que la sorpresa sea casi predecible y menos impactante de lo que hubiera podido resultar de no ser por tan conocido precedente. 

Quien haya leído varias de sus obras, dejando aparte las autobiográficas, observará que Nothomb escribe siempre sobre los mismos temas, y puede dar la impresión es que ya no sorprende, que se espera lo inesperado, lo desagradable, y que su habitual esquema de personajes enfrentados puede llegar a resultar aburrido si se repite demasiadas veces. 


***T***


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