domingo, 23 de febrero de 2014

Que no desciendan las tinieblas, de L. Sprague de Camp


Que no desciendan las tinieblas 
Lest Darkness Falls 
L. Sprague de Camp 
Editorial: Pulp Ediciones (Colección Aelita) 
Traducción: R. Goicoechea 
203 pp 

 

Argumento: 

Un arqueólogo llamado Martin Padway, recibe un golpe mientras está en Roma. Cuando despierta se encuentra todavía en Roma, pero muchos siglos atrás, en en siglo VI, la época de Justiniano, Belisario, los godos, etc. Con ayuda de sus conocimientos científicos e históricos tratará de hacer lo posible para evitar que llegue la era oscurantista de la Edad Media... 


Comentario: 

Aunque empecé a leer este libro con muchas reservas, enseguida me enganchó. Es una novela ligera, entretenida, con muchos diálogos, algunos de ellos realmente ingeniosos, y sobre todo, traspasada por un apreciable humor, que trata de la posibilidad de cambiar la historia (es decir, es una ucronía). 

La manera como Padway llega a esa época tan lejana resulta bastante inverosímil (lo más inverosímil del libro), pero teniendo en cuenta el tono ligero que lo caracteriza pronto se olvida ese "pequeño detalle", así como la facilidad con la que Padway se adapta a las peculiaridades del latín vulgar, y de los idiomas godos; y sus conocimientos científicos, ciertamente amplios para tratarse de un arqueólogo (sabe cómo fabricar prensas, tintas, brandy, etc). 

El argumento tiene ciertas semejanzas con la obra de Mark Twain, "Un yanki en la corte del rey Arturo", según dicen, aunque no he leido esa otra novela. Padway, que toma el nombre romano de Martinus Paduei o de Padua, entra en contacto con prestamistas a los que logra sacar dinero a cambio del secreto de la doble contabilidad, el cálculo con números arábigos, etc; con generales, reyezuelos, princesas sanguinarias y ligeras de cascos, y toda una corte de criaturas de extraños nombres germánicos y romanos, que a veces resulta difícil diferenciar. Ese es uno de los defectos de la novela: la escasa profundidad de los personajes. Creo que también es un error que la historia esté contada en tercera persona, ya que el estilo usado y el hecho de que Padway aparezca en todas las escenas y todo se cuente según su punto de vista, demandaría una primera persona como voz natural. 

Resulta estimulante la gracia y la irreverencia con la que el autor se toma la Historia. Precisamente las partes donde más baja el interés son las partes serias (las batallas, por ejemplo, que resultan un poco largas, sobre todo la de final, y no están descritas de un modo demasiado plástico). Es que incluso se toma a broma las diferentes corrientes religiosas y herejías de la época. 

Sin embargo, es ingenioso cómo va introduciendo los avances técnicos y sociales de su mundo americano en aquella lejana Roma decadente. Así va fundando periódicos, creando un sistema de telegrafía rudimentario, inventando armas de fuego... 

El estilo es sencillo, humorístico, ingenioso y coloquial, como una charla entre amigos. No es muy profundo, pero tiene su gracia. Es decir: Se lee muy fácil, no aburre y resulta una divertida lectura para el verano. 

Algunos fragmentos destacados: 
(de la carta enviada a Justiniano) 

Además, nuestra leve capacidad para prever el futuro nos informa que dentro de alrededor de treinta años nacerá en Arabia un hombre llamado Mahoma, quien predicando una religión herética, instigará, a menos que sea detenido, una gran oleada de conquista bárbara, subvirtiendo el régimen, tanto del reino persa como del Imperio Romano de Oriente. Apremiamos respetuosamente la conveniencia de asegurar de inmediato el control de la península árabe, para que esta calamidad pueda ser detenida en su origen 

(en unas elecciones al estilo americano que ha organizado Padway, éste manda detener a un rival político) 

-¡Arrestadlo! -ordenó Padway a sus soldados. 
Hubo un gran ruido de sillas al levantarse la pandilla y echar mano a las empuñaduras de las espadas. Padway miró a sus soldados; no se habían movido. 
-¿Bueno? -estalló. 
El más viejo de ellos, una especie de sargento, se limpió la garganta. 
-Bueno, señor, así es. Sabemos que eres nuestro superior y todo eso. Pero las cosas son un tanto inseguras, con estas elecciones y todo y no sabemos de quién estaremos tomando órdenes dentro de un par de días. Supón que detenemos a este joven y luego es elegido rey. Eso no sería bueno para nosotros, ¿verdad, señor? 

(cartel electoral) 

¡VOTA POR URÍAS, EL PREDILECTO DEL PUEBLO! 
¡Impuestos más bajos! ¡Obras públicas más grandes! ¡Protección para los ancianos! ¡Gobierno eficaz! 


(para cortejar a una dama) 

-Escríbele. 
-¿Cómo puedo hacerlo? No sé frases hermosas. De hecho, jamás he escrito una carta de amor en mi vida. 
-También te ayudaré en eso. Mira, podemos hacerlo ahora -Padway comenzó a redactar una carta para la princesa-. Vamos a ver, debemos decirle cómo son sus ojos. 
-Son como ojos, ¿no? 
-Por supuesto, pero en este negocio los comparas con estrellas y con cosas. 
Urías pensó. 
-Son parecidos al color de un glaciar que vi en los Alpes. 
-No, eso diría que son tan fríos como el hielo. 
-También le recuerdan a uno la hoja pulida de una espada. 
-Objeción similar. ¿Qué dices de los mares nórdicos? 

Hay más diálogos delirantes y surrealistas, pero con esto sirve para hacerse una idea del tono. 





Este autor escribió junto con R. Howard y otros varios libros de la serie de Conan, además de una biografía de Lovecraft y obras de fantasía y CF. 

Una cita suya: "Si logré hacer reír a unos pocos con mi ciencia-ficción humorística; si conseguí entretener o esclarecer a alguien con mis trabajos me puedo considerar a mi mismo como un éxito"

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