Editorial
Maeva, 2014
280 páginas
19,90 €
Argumento:
En 2010
Rebeca Turumbay llega a Cárcar para investigar el pasado de su abuelo y se
encuentra con un pueblo reticente a hablarle de él y con un crimen de 1945 aún
sin resolver.
Comentario:
El próximo
funeral será el tuyo es la
primera obra de su autora, y se nota mucho en el resultado final, más cercano
al borrador sin apenas pulir que a una novela bien revisada.
Desde el
principio la narración se ve obstaculizada por las interrupciones para incluir,
a modo de ambientación, abundantes e inoportunas digresiones, entre las que
destacan las referidas a la historia de la zona (en un estilo wikipedia que
choca en una autora que conoce el lugar donde se desarrolla su obra) o las
biografías de varios ancianos del pueblo, demasiado pormenorizada para el papel
que tienen en la novela.
Tampoco
contribuye a la fluidez de la lectura el continuo cambio de puntos de vista,
que dispersa la atención hasta no quedar claro quién es el protagonista. Si
bien en principio se diría que se trata de Rebeca, el personaje que llega al
pueblo para revolucionar las vidas de sus habitantes, pronto aparecen varios
ancianos del lugar, un par de jóvenes (Víctor y Jonás) y, al final, brevemente,
un policía. Además, estos cambios de foco se producen a veces en un solo
capítulo, o incluso en la misma escena, de una frase a otra, creando una
sensación de desconcierto y confusión.
Esta
sobredosis de aparentes protagonistas llama más la atención debido al escaso
desarrollo de los personajes, desde una Rebeca apática y pasiva («A Rebeca se le presentaba la
oportunidad de poder sonsacar a aquel hombre, pero su repentina aparición la
había dejado bloqueada. No tenía la menor idea de qué podía saber su
interlocutor acerca del crimen del que fue acusado su abuelo, o si el tal
Nazario querría tratar el tema con ella o no, de modo que se limitó a esperar.»), que deja que casi siempre sean otros
quienes se acerquen a ella para suministrarle a cuentagotas informaciones
contradictorias, hasta la falta de rol de alguno de los ancianos, la ejecución
de la misma tarea (la «investigación» en el periódico local) por parte de
Rebeca y Víctor, o la dificultad de saber, debido a cómo se relaciona con
ellos, cuál de los dos hombres (Víctor y Jonás) es el interés romántico.
La
investigación queda empobrecida por la falta de recursos de la autora para
darle emoción e interés: la subtrama centrada en Dalí, que debería estar
relacionada con la trama principal, se convierte en un pegote que no aporta nada
a la historia, al igual que la referencia a varios suicidios de muchachas en el
pueblo, y las amenazas que recibe Rebeca no tienen razón de ser (¿Qué importa
que pregunte por su abuelo si nadie le puede contar lo que pasó en realidad?).
La
inclusión de varios funerales (una joven, un anciano…), y la atención que se
les presta (un breve capítulo cada uno) es una muestra más de las dificultades
de la autora para ver lo que es necesario para la historia o mero adorno. Ni
siquiera el intento de crear tensión (en la nota que recibe Rebeca pone: «SI NO TE MARCHAS, EL PRÓXIMO FUNERAL
SERÁ EL TUYO».) o una sensación de amenaza justificaría el espacio que se les
dedica.
Pero no
solo es absurdo que alguien atente contra la vida de una protagonista que no se
entera de casi nada, sino también su actitud tras recibir una herida de navaja,
dos anónimos amenazadores y que alguien les dispare a ella y a Víctor. A la
pregunta de Daniel, uno de los ancianos, acerca de si ha dado parte a la
policía, responde: «No. Ni pienso
hacerlo. Mi intención es ganarme a la gente del pueblo, y si denunciara esto...
En fin, ya se puede imaginar lo que pensarían de mí.»
Como nota
curiosa, mencionar que al final cuando por fin aparece la policía, el
subinspector Arambilet intente justificar al asesino de la actualidad («era evidente que no suponía un
peligro para la sociedad») e
incluso varios de los protagonistas, al enterarse que va a ir a la cárcel lo
lamentan, y solo les tranquiliza el comentario de uno de ellos ( «–Seguro que si va a la cárcel,
saldrá pronto por buena conducta. No todo está perdido, tal vez haya
atenuantes. Hay cosas que a uno le hacen perder la cabeza y actuar de forma
impulsiva, ¿no?»).
En resumen, El próximo funeral será el
tuyo es una novela tan
lastrada por fallos narrativos, estructurales, de lógica, ritmo y coherencia
que resulta difícil disfrutar de su lectura.
***T***
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