miércoles, 12 de noviembre de 2008

La Décima Clave, de Antonia J. Corrales

La Décima Clave
Antonia J. Corrales
Editorial Martínez Roca
571 pp
 
Argumento:

El hijo de un forense asesinado en extrañas circunstancias treinta años atrás, se involucra, impulsado por la muerte repentina de su ex mujer, en una investigación que enlaza con el antiguo trabajo de su padre y de doce forenses reclutados para estudiar la muerte de varias monjas en un convento. Pero pronto las cosas se complican. Parece que en el legado de su padre están ocultas complejas claves que él, en compañía de un antiguo monje y de una enigmática mujer, deberá desentrañar haciendo uso del universal lenguaje de las matemáticas y de la criptografía.

Comentario:

A la vista del argumento parecería que estamos ante la típica novela de conspiraciones, misterios milenarios, claves secretas, búsquedas, etc, que ya saturan el mercado y agobian la vista del sufrido lector en las mesas de novedades del Corte Inglés. Algo de eso hay, pero con radicales diferencias respecto a esos productos de consumo fácil, sobre todo en la forma y en el tratamiento del "misterio". Es de alabar, y muestra de una gran ambición literaria, que la autora haya elegido dotar a su novela de una estructura y una prosa que no suelen ser las que se ven en los best-sellers al uso. Es una opción claramente arriesgada a favor de la dignidad literaria y en contra de la "comercialidad".

Los primeros capítulos nos sitúan en la mente del protagonista, personaje que arrastra un trauma de infancia (contempló el cadáver de su padre, torturado y mutilado, y hay sospechas de que pudiera haber visto al asesino, y haya sufrido amnesia), y cuyos recuerdos afloran de un modo un poco caótico. Mediante el recurso del flashback se nos va poniendo al día sobre los sucesos desencadenantes de la investigación. Esta parte, reconozco que me resultó díficil de seguir, pues se pasa del pasado al presente de forma repentina, y además, los hechos se explican con desorden cronológico, lo cual requiere un cierto esfuerzo y una cierta atención por parte del lector. Es curioso; mientras leía esta parte me daba la impresión de que la historia estaba nimbada con un aire de irrealidad, de confusión... o más bien, el personaje. Al final del libro, me di cuenta de que mi primera intuición era correcta, y que esta "confusión" tiene un sentido, que se pone de manifiesto con mayor fuerza al estar relatado todo en primera persona.  También las cosas que nos cuenta nos hacen sospechar de su salud mental: esa obsesión por el número pi, el hecho de que lo vea en todas partes, la sensación de paranoia, de persecución, de que todo el mundo que conoce pueda estar en el contubernio... De hecho, los detalles más chocantes de la historia, como el que esa conspiración involucre a sus amigos y familiares, la sofisticación con que estos esconden claves y enigmas, e incluso la forma como está narrada... podrían ser explicados a la luz de la locura del personaje... o no.

Tras la presentación, se desarrolla una larga investigación, en la cual la criptografía tiene una importancia fundamental. Quien esté acostumbrado a las simplonas deducciones de los protagonistas de otras obras de este género, se llevará una sorpresa al observar el grado de retorcimiento de los personajes de esta novela a la hora de esconder mensajes ocultos y desvelarlos. Se aprecia una gran elaboración por parte de la autora, que no solo utiliza claves númericas, el número pi, etc, sino incluso objetos, enterramientos, obras literarias (de Ignacio de Loyola y de Cervantes), etc; y además, vincula unos con otros con cierta gracia, recurriendo al símbolo (las aspas de los molinos, etc). Quizás la novela se centra mucho en este tema, pero al final descubrimos que las matemáticas y su relación con frecuencias sonoras con la clave. Aunque la historia es enrevesada, he de confesar que adiviné quién era el "malo" y también más o menos en que consistía el misterio, aunque en este caso fue debido a los spoilers que sueltan en ciertas webs. Hay que agradecer a la autora que no se guarde ases en la manga, y que te suelte pistas todo el rato, que te permiten pensar por tí mismo y hacer tus cábalas (grupo de forenses sordos, muertos decapitados y desfigurados, el violonchelo, los recortes de periodico que colecciona Daniel en su casa...)

Una cosa que me llamó mucho la atención es que la acción de la novela es puramente mental. Es decir, no hay acción física, persecuciones, momentos de peligro, etc, sino que más bien todo sucede a un nivel digamos intelectual. Aunque los personajes viajan, como es canónico en estas ficciones, no se describe estilo "guía turística". A veces la sensación claustrofóbica que transmite la autora te hace pensar que estás viendo una obra de teatro con giros y revelaciones inesperados, como "La Huella". En efecto, el estilo de la prosa, y sobre todo el de los diálogos es muy teatral. Los personajes tienen a veces parlamentos excesivamente largos. Es curioso que casi todos hablen, por otra parte, en el mismo tono, tanto el hijo de un difunto enterrado en un nicho, como un zapatero, como un forense. También llama la atención el elevado nivel intelectual de los personajes, y el hecho de que, prácticamente todos, dominen la criptografía y sean aficionados al cálculo mental (¡incluso las monjas!).

El desenlace, con el giro radical que se da al revelarse el antagonista, contar sus planes (esto es algo tópico, pero bueno, no hay novela del género que no lo contenga) y ejecutar la "acción final", obliga a reinterpretar todo el texto. Porque entonces sí, te das cuenta de que quizás los "errores" que se detectan, y que ya he nombrado, como lo de los personajes todos hablando igual y todos siendo expertos criptógrafos, además de ciertas coincidencias increíbles, podrían no ser tales, sino parte de una muy estudiada planificación orientada hacia ese final, lleno de perfecta ambigüedad, no como la de "El Juego del Angel", donde se veía que ninguna de las opciones posibles encajaba, sino más bien como la de "Desafío total" ¿Es realidad, es ficción, es locura? Creo que la autora resuelve ingeniosamente lo que, contado de otro modo, podría haber sido una novela inverosímil. Y además introduce un conflicto moral que dar cierta profundidad al texto: ¿es lícito hacer el mal de pocos para lograr el bien de la mayoría? Aunque no creo en el poder real del experimento descrito en el libro (que es algo que existe en la realidad), no deja de causar una pequeña inquietud leer que podría afectar a la mente en la forma que nos cuenta la autora. Después de todo, la pérdida de identidad, de memoria, que es lo que en el fondo somos, es uno de los miedos más arraigados del ser humano.

Finalmente, mencionar que la redacción, para variar, es buena; con ciertos toques de prosa poética, que contribuyen a aumentar el carácter introspectivo de la novela.

Una novela de género, digna, y diferente al resto, que opta por apelar al intelecto del lector en lugar de a su adrenalina. El giro final, la prosa, los complejos criptogramas y la ambición literaria, lo mejor.

Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. Gracias por tu opinión.

sábado, 8 de noviembre de 2008

La décima sinfonía, de Joseph Gelinek


Editorial: Debolsillo
416 páginas
8,95 €

Argumento:
El musicólogo Daniel Paniagua acude a un concierto en el que se interpretara la reconstrucción de una parte de la Décima Sinfonía de Beethoven por parte del director de orquesta Ronald Thomas. Tras el evento el hombre aparece decapitado y unas notas musicales tatuadas en su cráneo hacen que tanto la policía como la juez encargada del caso soliciten la colaboración de Paniagua para traducir su significado.

Comentario (con spoilers):

El comienzo de la novela, situado en la Almería de 1980, en el que una pareja hace algo en apariencia tan poco relevante como intentar sacar dinero del banco y no conseguirlo por el olvido del número de la tarjeta de crédito (nada relacionado con una caja de seguridad, por ejemplo), para poco después sufrir un accidente de coche, no parece muy prometedor.

Sin embargo, ambos sucesos tienen más importancia de la que parece. Según avanza la trama se ve que el autor ha comenzado a dar pistas para la resolución del misterio desde el principio de la historia, y continuará así durante toda la novela, insertando datos de importancia dentro de conversaciones aparentemente banales, detalles que en si mismos pueden parecer superficiales o innecesarios, creando una sutil complicidad con su lector/a y la clara posibilidad de que deduzca quien ha matado a Thomas antes que Paniagua, lo que sugiere una cuidadosa planificación del argumento y su desarrollo.

La novela, compuesta por capítulos breves, tiene un protagonismo casi coral, en el que se intercalan los pasajes dedicados a la investigación del asesinato con los que inciden en la búsqueda de la partitura y los que se centran en los posibles sospechosos, con lo que el autor consigue dar agilidad a la historia e informar al lector/a de hechos que no conocen todos los personajes, dándole preferencia en la "investigación" y confiando en su inteligencia y capacidad de deducción en detalles como la búsqueda de Paniagua de la clave para "traducir" el pentagrama tatuado en la cabeza decapitada, que tiene Sophie Luciani, la hija del fallecido.

Aunque a veces alguno de los personajes tiene información relevante y no la dice, con objeto de mantener la tensión al final de cada capítulo, en su siguiente aparición el mismo personaje cuenta lo que sabe y sólo cabe reprochar que a veces este aplazamiento se resuelve con cierta torpeza.

El autor ha optado por una investigación "clásica", que consta de dos búsquedas, la del asesino de Thomas y la de la hipotética partitura de Beethoven, un tesoro cuyo valor es tanto material como cultural y sentimental, y perseguido por otros tantos motivos, en la que evita tanto el exceso de truculencia en la descripción del cadáver y su autopsia como la eliminación sistemática y sin sentido de todos los secundarios, limitándose, acertadamente, a la resolución de una sola muerte y la búsqueda de un objeto.

Se agradece que las deducciones del protagonista estén explicadas de forma clara y sencilla, de fácil comprensión y seguimiento, y si bien a veces resulta poco creíble que acierte en todo lo que se le ocurre gracias a sus amplios conocimientos musicales, tampoco llega a exageraciones leídas en otras novelas.

Los personajes están dotados, en mayor o menor medida, de personalidad y matices. Desde Daniel, decidido a encontrar la que considera verdadera décima sinfonía anteponiendo la búsqueda a la relación con su embarazada novia Alicia, el príncipe descendiente de un hermano de Napoleón y su esposa, con sus problemas de imagen ante la incipiente carrera política de él, la juez Susana Rodríguez Lanchas, traumatizada por la parálisis que afecta a su rostro, los policías Mateos y Aguilar, el primero estudiante de derecho que simula haber terminado la carrera, el segundo un ayudante que no sabe estar callado y hace alarde de sus "conocimientos" de forma inoportuna, Malinak, el único guía turístico invidente de la Escuela Española de Equitación de Viena.

O Jesús Marañón, el excéntrico millonario en cuya mansión se celebra el concierto, coleccionista de aparatos de tortura antiguos que le gusta probar en sí mismo, que cumple el doble papel de convertirse en uno de los sospechosos y contribuir al ocasional toque de humor e ironía que salpica la novela, como en la escena de la visita policial, donde admite poseer una guillotina, ser sospechoso por ello y haberla enviado a limpiar fuera del país, conversación interrumpida por un grito achacado a la retirada de la tarjeta de crédito a la esposa del millonario.

También es destacable que, junto a los toques de humor, se incluyan breves pinceladas de crítica a diversos temas, entre los que incluye las convenciones de las novelas de su propio género.

Además, varios personajes relatan anécdota relacionadas con la música, desde las adaptaciones al cine que tienen a Beethoven como tema central ("Amor Inmortal" 1994, con Gary Oldman y "Copying Beethoven" 2006, con Ed Harris) a anécdotas relacionadas con misterios musicales relatadas de una forma directa, breve y natural que sugiere un conocimiento previo (nada de copia/pega de internet) e interés por todo lo relacionado con la música.

Estás anécdotas, que sólo ocasionalmente se hacen pesadas, y se incluyen como respuesta a preguntas de secundarios curiosos al protagonista, junto a los incisos que muestran (en distinta profundidad) los problemas de los diferentes personajes contribuyen a dar cierto empaque a la historia.

En la segunda parte de la novela hay tres o cuatro capítulos protagonizados por Beethoven que no parecen tener otra utilidad que "confirmar" las deducciones (a veces demasiado "increíbles") de Paniagua sobre la vida del músico. Personalmente hubiera preferido que permaneciera el misterio, tal como se hace con el destino de uno de sus personajes y lo que lleva con él.

En resumen, una novela escrita con prosa correcta, que da importancia a los personajes, sabe incluir con desparpajo los detalles históricos y anecdóticos, hace participar de la investigación, sin otra pretensión que entretener de forma digna, y consigue dar la impresión de que el mundo de la música está lleno de misterios interesantes y tiene gran potencial novelesco.


Otras novelas de Gelinek reseñadas en este blog:

- El violín del diablo (2009)
- Morir a los 27 (2011)



*** T ***

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