lunes, 3 de marzo de 2014

Tu nombre después de la lluvia, de Victoria Álvarez

Tu nombre después de la lluvia
Victoria Álvarez
Lumen
588 páginas



Argumento:

Un trío de investigadores de lo oculto se traslada a Irlanda para averiguar la realidad sobre una figura mitológica local, una banshee que causa problemas en un pueblecito junto al mar.


Comentario:


La tercera novela de Victoria Álvarez, tras "Hojas de Dedalera" y "Las Eternas" nos devuelve al mundo "decimonónico" que tanto gusta a la autora (en realidad, la novela está ambientada en 1903, con lo cual pertenece al siglo XX), bajo un enfoque idealizado, goticista y aventurero-fantástico, un poco en la línea de las obras escritas en esas mismas épocas. En este sentido, no parece verse mucho cambio con relación con el resto de su bibliografía.

La obra, muy extensa para mi gusto, y con varias tramas entrecruzadas que le dan una aparente complejidad, no siempre bien resuelta en cuanto a relación de unos elementos con otros, resulta difícil de clasificar. Por un lado, hay un componente claro de aventuras, con la inclusión de un capítulo inicial en el ambiente exótico de Egipto, y uno de los personajes principales envuelto en lances de acción en el contexto de una excavación con princesa egipcia y objeto misterioso de su ajuar pretendido por varios; por otro, hay partes de romances imposibles, mucho más moderadas no obstante que en las anteriores novelas; también hay elementos fantásticos, terroríficos, de misterio y una trama policial con muerto incluido. En este sentido, la novela a veces puede desconcertar un poco, en especial porque hasta la mitad casi no sabes muy bien por dónde va a tirar y cuál es exactamente la historia.

Como en "Hojas de Dedalera", el inicio es lento. Además, la inclusión de subtramas y personajes en los que la autora se recrea sin que luego volvamos a saber mucho más de ellos, hace este tramo de la lectura algo arduo. La segunda mitad de la obra, pero sobre todo el final, donde se concentra la acción, es más entretenido. Se percibe que la autora ha hecho un esfuerzo por tratar de atar en el desenlace todas las líneas argumentales, retomando detalles que se habían citado, y a los que se dan explicaciones más o menos lógicas, al modo de las novelas de detectives. Sin embargo, un analisis riguroso encuentra algunos agujeros narrativos y varios aspectos que quedan sin explicación, no sabemos si de forma deliberada con miras a una secuela o por despiste de la autora (lo detallo en spoiler, no leer si no se ha leído la obra).

SPOILER
Por ejemplo, los protagonistas acuden a Irlanda para investigar la Banshee, pero una vez allí, uno de ellos insta a la dueña del castillo a que ponga anuncios para venderlo, a los cuales responden numerosas personas. Eligen tres posibles compradores, y, casualidad, uno de ellos tiene relación con la subtrama egipcia y con la familia propietaria del castillo a la vez, el segundo es un asesino y el tercero una víctima. Eso es tener ojo.

Uno de los compradores, la señorita Stirling, está interesada en el castillo porque contiene una banshee, pero al final del libro cuando los investigadores la eliminan, compra la casa igualmente. ¿Acaso ellos la han estafado? ¿No deberían haberle dicho, como buenos caballeros, que ya no era motivo de su interés?
FIN DEL SPOILER

No solo hay agujeros narrativos sino que algunas situaciones se resuelven de un modo poco ortodoxo, por decirlo finamente, o facilón, como por ejemplo, la "curación" del trauma de Alexander, la forma cómo uno de los protagonistas "averigua" la identidad del asesino, que este confiese todo y se acuse, o algunas de sus actuaciones y motivaciones, bastante poco lógicas. De igual modo, hay escenas algo tramposillas, como la de la horca, que rozan, ya de paso, lo rocambolesco y lo increíble en el peor sentido de la palabra.

Como en otras novelas que he leído, los investigadores parecen pasarse meses en el lugar sin hacer avances significativos. Sin embargo, en otros momentos, según convenga, las cosas suceden de un modo rapidísimo, con juicios y condenas ultrarrápidas a los que se lleva a personas solo con pruebas circunstanciales y sin haber investigaciones policiales previas...

Por otro lado, los personajes, caracterizados por uno o dos rasgos (Lionel es el gracioso ligón, Oliver, el romántico idealista, y Alexander el sabio atormentado), resultan suficientes para una novela de aventuras, que no exige un exceso de profundidad, aunque sus comportamientos, en muchas ocasiones, no parecen propios de su época, al igual que algunas expresiones que utilizan, que suenan demasiado contemporáneas ("lo que han hecho es tocarme demasiado la moral" "miedo me da", "buscarse la vida" y cosas por el estilo). Me ha llamado la atención que una buena parte de las mujeres que aparecen son increíblemente liberales en cuanto al sexo, como Verónica, Jemima, Stirling..., quebrando un poco ese aire antiguo que se pretende dar. También me resulta curioso que unos investigadores que se autodenominan científicos de "nuevas ciencias" (hoy los llamaríamos parapsicólogos) tengan un nivel de credulidad tan alto, nunca, en ningún momento, se cuestionen nada, y den por hecho que realmente hay manifestaciones sobrenaturales sin valorar otras opciones más mundanas. En realidad, no hay NI UN SOLO personaje escéptico en todo el libro.

Los personajes, además, son muy numerosos, aunque en algunos casos, como en el de Verónica, por ejemplo, la extensión del retrato que de ellos hace la autora no se corresponda con su importancia en la trama, haciendo que nos parezcan prescindibles al carecer de un rol claro (algunos, simplemente, desaparecen: Rivers, por ejemplo). Otra cosa muy curiosa es que los tres investigadores tienen romances o conatos de romance con mujeres que se corresponden casi con sus personalidades y edades. Alexander tiene afinidad con Rhiannon, ambos viudos atormentados; Oliver con Ailish, de personalidad pareja a la suya, y Lionel tiene encuentros con mujeres liberales como él.

Entre los personajes más llamativos, el de la srta. Stirling, que encierra numerosos misterios (genera fascinación, tiene pecas en forma de la constelación de las Pléyades, es manipuladora, se intuye cierto poder mágico y relaciones con cosas de esta índole), pero cuyo interés en la trama policial o en la trama aventurera queda cojo o sin explicación (en el segundo caso se intuye un poco, pero sin secuela que lo continúe es un cabo suelto).

En cuanto a lo formal, al principio de la novela me ha parecido en algunos tramos que la prosa era simple y funcional, con pocos recursos estilísticos, y un exceso de frases hechas y comparaciones algo vulgares (se quedó rígido como una estatua, se puso rojo, se puso blanco como la leche, era negro como el ala de un cuervo o como el carbón, fría como un témpano, tiembla como una hoja), pero luego, la verdad, ya no me fijé más en este aspecto. Algunos diálogos o pensamientos de los personajes me resultaron algo forzados, sobre todo los que informan al lector de forma explicativa.

La ambientación está bastante lograda (me ha recordado a la de pelis inglesas de terror, como las de la Hammer), aunque hay una clara idealización de los lugares y época descritos. Parece todo demasiado perfecto e idílico.

En resumen, una lectura extensa y llena de misterios, fantasía y aventuras que no está mal, aunque podría estar mejor si fuera más corta y no se sacrificara tanto la lógica en aras a la espectacularidad de ciertas escenas... Esperemos que las continuaciones solventen las dudas suscitadas por algunas tramas inconclusas.


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